El Universo es un lugar vasto, en el cual se desarrollan cosas que nosotros no conocemos demasiado. Este espacio nos llena de curiosidad y nos maravilla. La tecnología no permite descubrir nuevos planetas, estrellas, galaxias y fenómenos de todo tipo. Uno de ellos, es la formación de agujeros negros.
Para explicarlo sencillamente, estos agujeros negros pueden atrapar todo lo que se les acerque, y ya no podrán salir de él. En sí, un agujero negro se forma de la materia que queda de una estrella luego de su explosión, generando una gravedad tan grande que no deja salir nada de ella. Ni siquiera la luz tiene la velocidad y la fuerza para escapar de esta gravedad, y esta es la razón por la que es negro. La densidad de la estrella es tan enorme al morir, que crea una especie de cono o embudo profundo que no permite que nada escape.
Bien, comencemos por el principio. Si una estrella se encuentra brillando, su centro se encuentra ardiendo y quemando hidrógeno. A medida que crece, quema más hidrógeno, expandiéndose cada vez más. Las capas externas de la estrella, al expanderse esta, comienzan a alejarse del núcleo de calor, por lo que comienzan a enfriarse y a enrojecerse. Así, la estrella comienza a perder calor y su núcleo pierde energía. Comienza, entonces, el proceso de contracción.
La contracción de una estrella es algo parecido a agonizar. La estrella comienza a morir. Su muerte comienza con un colapso, donde las capas externas enrojecidas explotan. En esta etapa, la estrella es una supernova. Una vez que termina este primer proceso, la estrella pasa a convertirse en una enana blanca, hasta morir finalmente. La materia que arroja la estrella y que queda cerca de ella, conforman una estrella de neutrones, y esto es a lo que nosotros llamamos un agujero negro.