Segunda Parte
Francisco Solano López solicitó al presidente argentino, Bartolomé Mitre, la autorización para atravesar los ríos Paraná y Uruguay en razón de su apoyo bélico al partido Blanco uruguayo. Paraguay no tenía otro acceso al país oriental más que por tierra, y la ocupación guaraní a la provincia del Mato Grosso sumada a los constantes asedios militares hacia la República brasilera le cerraba la posibilidad de cruzar al Uruguay sin enfrentarse a las tropas brasileras. Por esto, le era preciso para concretar su entrada a Montevideo que la Argentina le concediera el permiso a la navegación por los ríos mesopotámicos. Ante la misiva paraguaya, Mitre se vio comprometido frente a dos situaciones que lo obligaban a cerrarle el paso a los buques de Solano López: si dejaba avanzar por territorio argentino tropas beligerantes guaraníes, la neutralidad argentina ante el conflicto uruguayo desaparecería; esto sumado a la pública amistad entre el mandatario argentino y el líder del Partido Colorado, Venancio Flores.
El 18 de marzo de 1865, el Congreso paraguayo sancionó la ley impulsada por el Presidente que le otorgaba a Solano López la facultad de declarar la guerra a la República Argentina, ese mismo día, el mandatario promulgó dicha ley. El 23 de septiembre, Bartolomé Mitre fue notificado de los motivos por los cuales el Paraguay se le declaraba en guerra. La nota rezaba:
1º) La negativa del gobierno de Buenos Aires a conceder el tránsito inocente por su territorio de las tropas paraguayas que llevaban la guerra al Brasil.
2º) La protección prestada por el mismo gobierno a la revolución del general Flores en el Estado Oriental, para derrocar a su gobierno legítimo.
3º) Connivencia del gobierno argentino con el Imperio del Brasil para que éste se apoderara del Estado Oriental, hecho que perturbaba el equilibrio político del Río de la Plata.
4º) Tolerancia del presidente Mitre para la formación de una legión paraguaya en Buenos Aires, destinada a unirse al ejército brasileño.
5º) «Empero el gobierno de V.E. (de Mitre) no juzgó todavía suficiente este proceder hostil e ilegal para realizar los fines de su política con el Paraguay: la calumnia y los insultos a la nación y gobierno paraguayo no le detuvieron, y los órganos oficiales de la prensa porteña abundan en producciones tan soeces e insultantes que en ningún tiempo la más desenfrenada licencia y abuso en ningún país supo producir».
6º) El pedido de explicaciones hecho al gobierno de la Asunción acerca de la reunión de fuerzas nacionales en la orilla izquierda del Paraná.
7º) Los insultos y las calumnias de la prensa oficial porteña al Paraguay y su gobierno