Como hemos explicado anteriormente, la sensibilidad extrema de las nuevas generaciones de seres humanos, se traslada no sólo al nivel emocional y neuronal, sino a nivel físico. El cuerpo físico, como bien explica Celia Fenn, de un niño o adulto Índigo o Cristal es muy sensible.
Por lo general, esta sensibilidad se ve directamente en las respuestas nutricionales del niños. Ellos no pueden procesar de manera adecuada la comida altamente procesada, ni sus aditivos. La ingesta de azúcar o de cafeína tampoco es aceptada. Naturalmente, en edades tempranas, esto niños rechazan este tipo de comidas. Sin embargo, con la imposición en el tiempo de éstas, y por la voluntad de satisfacer a sus padres, estos niños aceptan estas comidas si es necesario.
Esta conducta genera trastornos alimenticios de todo tipo. Alergias a determinadas comidas, obesidad, bulimia y anorexia. Todo lo que es dulce acelera su hiperactividad, sobre estimulando sus mentes y movimientos, por lo que bebidas con colorantes artificales, galletas no caseras, tortas, hamburguesas y cantidades exageradas de chocolates les producen graves daños y cambios de conducta.
Un niño hiperactivo necesita alimentos balanceados, que no exacerben su motricidad, apuntando a vegetales, frutas, leche en la medida justa, pocas (o ninguna) cantidades de azúcares y comidas altas en grasas, ingesta de grasas sanas (como el omega 3, por ejemplo) y de hierbas que les den estabilidad y calma.
La ingestión de alimentos excitantes generará estados de hiperactividad extrema, seguidos de “bajones” de energía que pueden sumirlos en depresiones, tristeza e, incluso, mal humor por la falta de energía.
Muchas veces, de bebés, estos niños rechazan la ingestión de carne. A medida que crecen, si bien aprenden a gustar de ella, comen muy poca, les cuesta masticarla y digerirla. Naturalmente, el niño y adulto Índigo y el niño Cristal, necesitan dejar las carnes de lado.
Las comidas enlatadas no les parecen ricas, ni mucho menos las conservas de vegetales en vinagre o aceite. El alcohol desde chicos les produce rechazo, y también pasa esto con el cigarrillo. Cuando los padres fuman, un niño Índigo inmediatamente rechaza el humo y cuestiona a sus padres. Un niño Cristal simplemente se alejará al ver esa conducta, sin cuestionar, pero sabiendo que eso no es lo que desea para sí.
Uno de los casos más graves en cuanto a la sensibilidad nutricional (pero que indica que estamos ante la presencia de un ser altamente sensible y con misiones de solidaridad fuertes en su vida) son los niños y adultos con baja o ninguna tolerancia al trigo (celíacos), niños con hipertiroidismo, niños con cuadros de diarreas crónicas. Estos niños necesitan muchos cuidados y la seguridad de sentirse protegidos en la vida. Si estos niños no aprenden a desarrollar su solidaridad, y son desprotegidos, nos encontraremos luego con adolescentes o adultos depresivos, con tendencia a la anorexia y al auto-flagelamiento en respuesta de agresiones o heridas que provengan de otros.
En el caso de niños con baja o ninguna tolerancia a la lactosa, niños con hipotiroidismo y niños con cuadros de constipación, estos niños también denotan alta sensibilidad nutricional, así como una necesidad de solidaridad ya desarrollada desde chicos, la cual deben hacer funcionar, de lo contrario pueden degenerar en casos de bulimia, obesidad o diabetes.
Desde ya, leyendo esto, no hace falta recalcar la importancia que hay que darle a estas nuevas generaciones, no sólo a nivel de aprendizaje, sino a niveles físicos, mentales, emocionales y, finalmente, espirituales.
Esta conducta genera trastornos alimenticios de todo tipo. Alergias a determinadas comidas, obesidad, bulimia y anorexia. Todo lo que es dulce acelera su hiperactividad, sobre estimulando sus mentes y movimientos, por lo que bebidas con colorantes artificales, galletas no caseras, tortas, hamburguesas y cantidades exageradas de chocolates les producen graves daños y cambios de conducta.
Un niño hiperactivo necesita alimentos balanceados, que no exacerben su motricidad, apuntando a vegetales, frutas, leche en la medida justa, pocas (o ninguna) cantidades de azúcares y comidas altas en grasas, ingesta de grasas sanas (como el omega 3, por ejemplo) y de hierbas que les den estabilidad y calma.
La ingestión de alimentos excitantes generará estados de hiperactividad extrema, seguidos de “bajones” de energía que pueden sumirlos en depresiones, tristeza e, incluso, mal humor por la falta de energía.
Muchas veces, de bebés, estos niños rechazan la ingestión de carne. A medida que crecen, si bien aprenden a gustar de ella, comen muy poca, les cuesta masticarla y digerirla. Naturalmente, el niño y adulto Índigo y el niño Cristal, necesitan dejar las carnes de lado.
Las comidas enlatadas no les parecen ricas, ni mucho menos las conservas de vegetales en vinagre o aceite. El alcohol desde chicos les produce rechazo, y también pasa esto con el cigarrillo. Cuando los padres fuman, un niño Índigo inmediatamente rechaza el humo y cuestiona a sus padres. Un niño Cristal simplemente se alejará al ver esa conducta, sin cuestionar, pero sabiendo que eso no es lo que desea para sí.
Uno de los casos más graves en cuanto a la sensibilidad nutricional (pero que indica que estamos ante la presencia de un ser altamente sensible y con misiones de solidaridad fuertes en su vida) son los niños y adultos con baja o ninguna tolerancia al trigo (celíacos), niños con hipertiroidismo, niños con cuadros de diarreas crónicas. Estos niños necesitan muchos cuidados y la seguridad de sentirse protegidos en la vida. Si estos niños no aprenden a desarrollar su solidaridad, y son desprotegidos, nos encontraremos luego con adolescentes o adultos depresivos, con tendencia a la anorexia y al auto-flagelamiento en respuesta de agresiones o heridas que provengan de otros.
En el caso de niños con baja o ninguna tolerancia a la lactosa, niños con hipotiroidismo y niños con cuadros de constipación, estos niños también denotan alta sensibilidad nutricional, así como una necesidad de solidaridad ya desarrollada desde chicos, la cual deben hacer funcionar, de lo contrario pueden degenerar en casos de bulimia, obesidad o diabetes.
Desde ya, leyendo esto, no hace falta recalcar la importancia que hay que darle a estas nuevas generaciones, no sólo a nivel de aprendizaje, sino a niveles físicos, mentales, emocionales y, finalmente, espirituales.