Los modelos de memoria humana en términos de procesamientos de la información se han ocupado mucho de los aspectos estructurales del sistema, hay una tendencia creciente a concentrarse en los procesos implicados en el aprendizaje y el recuerdo, tales como: la atención, codificación, repetición y recuperación.
La situación de aprendizaje incidental, en la que los sujetos ejecutan diversas tareas de orientación, proporciona un marco experimental para estudiar las operaciones mentales y sus efectos en el aprendizaje.
Cuando los sujetos efectúan tareas de presentación que exigen analizar el significado de las palabras de una lista, su recuerdo posterior es tan amplio y bien estructurado que se observa en condiciones de aprendizaje intencional sin una tarea de orientadora determinada.
Cuando los sujetos realizan una tarea de orientación de carácter semántico su retención de las palabras es mejor que con una tarea estructural en la que atendían a otros aspectos de las palabras no relacionadas con sus características semánticas.
Las tareas de orientación que exigen juicios semánticos o afectivos producen un mejor rendimiento mnésico que las tareas orientadoras que implican juicios estructurales o sintácticos, pero no todo radica en lo semántico puesto que se demostró que las preguntas congruentes sobre las palabras producen una mejor memorización de éstas que las preguntas incongruentes.
Esto demuestra que existe una continuidad entre el aprendizaje incidental y el intencional aunque tiene que quedar claro que lo que determina el aprendizaje son las son las operaciones efectuadas con el material, y no la intención de aprender como tal.
Básicamente, lo que distingue el aprendizaje incidental del intencional es la naturaleza de las instrucciones que se le dan a los sujetos: cuando no se les informa que tras la presentación del material se les pasará una prueba de retención de dicho material, se trata de una condición de aprendizaje incidental.
Cuando sí se les informa previamente, se trata de una condición de aprendizaje intencional.
En condiciones de aprendizaje incidental, el no darle instrucciones para aprender a los sujetos, implica que éstos deben realizar algún tipo de tarea de orientación que les llevará a dirigir su atención al ,material presentado y que más tarde será objeto de prueba , acerca de la cual no se les ha dado ningún tipo de información.
De este modo, el experimentador tiene un cierto control sobre la naturaleza del procesamiento de la información realizado por el sujeto, lo que a su vez le permite comparar la retención subsiguiente a diferentes tipos de tareas de orientación así como entre condiciones de aprendizaje incidental e intencional.
Tal y como se ha demostrado, no existen diferencias en retención entre condiciones de aprendizaje intencional e incidental, puesto que la variable que determina lo que se aprende y lo que se recuerda no es la intención de aprender “per se” sino las respuestas que da el sujeto en la situación de aprendizaje.
Muchas teorías actuales concuerdan en que la percepción implica un análisis rápido de los estímulos y varios niveles. En los primeros estadíos se realiza el análisis de determinadas características físicas o sensoriales mientras que en los estadíos finales se relacionan más con la comparación entre input y las abstracciones almacenadas a partir del aprendizaje pasado, es decir, se realiza el reconocimiento de patrones y la extracción del significado.
A esta serie o jerarquía de estadíos solemos referirnos hablando de “profundidad de procesamiento” en el que una mayor “ profundidad” implica un mayor grado de análisis semántico o cognitivo.
El análisis procede a través de una serie de fases estadíos sensoriales hasta los niveles relacionados con la comparación o reconocimiento del estímulo, y finalmente, hasta los estadíos semántico-asociativos de enriquecimiento del estímulo.
Los experimentos iniciales se diseñaron para reunir pruebas a favor de la concepción de memoria en términos de procesamiento. En ellos se propuso que el trazo de memoria podría considerarse como un subproducto del procesamiento perceptivo, así, el trazo de memoria resultante sería más o menos elaborado según la cantidad y calidad de los análisis perceptivos sufridos por el estímulo. Se incluía también que la perdurabilidad del trazo estaba en función de la profundidad del procesamiento, así, los estímulos que no recibieran atención plena y que se analizaran a sólo un nivel sensorial superficial, producirían trazos mnésicos muy perecederos. Sin embargo, los estímulos a los que se presta atención y que son analizados totalmente y se enriquecen además con asociaciones o imágenes, proporcionan una codificación más profunda del fenómeno.